Actualmente, todos estamos relacionados con la tecnología, ya sea directamente con dispositivos electrónicos como una computadora o un celular, o indirectamente, al utilizar una tarjeta de crédito o hacer transferencias. Lo cierto es que la tecnología agiliza y facilita múltiples actividades, por lo que se ha ido integrando cada vez más a nuestra vida diaria y trabajo.
Uno de los avances más grandes del mundo es el Internet, el cual ha sido un fenómeno creciente de conexión que está disparando el volumen de información disponible y actualmente representa un riesgo para la privacidad de cada uno de nosotros.
De esta manera, nuestra nueva sociedad se encuentra mucho más expuesta en todo sentido, por lo cual ¿hasta qué punto la información personal que compartimos, publicamos en redes sociales o confiamos a grandes compañías está protegida? Principalmente, las redes sociales representan hoy un gran riesgo a la privacidad. Toda persona pública importante posee al menos una cuenta en una red social, ya sea Twitter, Facebook o Instagram. Esto ha maximizado la comunicación y la información, lo cual puede ser positivo o negativo dependiendo del uso que se le de a dicha información. El uso de las redes, permite que una simple publicación genere caos en menos de 5 minutos y que una vez publicado, sea imposible eliminarlo de la red. Por ejemplo, un tweet de un político importante puede hacer que su popularidad en las encuestas disminuya, o una publicación en Facebook de un cantante podría disminuir las ventas de entradas a sus conciertos. No obstante, esto no solo ha afectado a personas públicas, sino también al ciudadano común. A medida que la tecnología avanza, nos volvemos más dependientes de ella y en cierta forma, confiamos ciegamente en ella. Es normal conseguir en redes sociales una persona que publique datos personales, fotos de sí mismo y su familia, e incluso la dirección en donde se encuentra. Dicha información se encuentra disponible en la red y debemos preguntarnos qué tan seguro es el compartir nuestra vida en un medio que puede ser accesible a muchos (o a todos).
Por otro lado, la tecnología y la disponibilidad de información que esta conlleva ha traído un problema ético-moral significativo. Por ejemplo, las compañías telefónicas tienen acceso a la información confidencial de sus clientes, tanto datos personal como también podría ser su ubicación. Ahora bien, tomemos un ejemplo, en caso de que exista un criminal cuya ubicación podría ser determinada mediante su teléfono, ¿sería moral que la compañía le entregue a la policía los datos de dicho cliente aunque sea un criminal que pudiese herir a otras personas? O ¿sería moral compartir una información privada de un cliente cuando este es su derecho? Es entonces en estos casos en donde es difícil identificar la línea entre la privacidad y lo que es moralmente correcto.
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